El jurista y político francés, autor de Paris en
Amérique, Eduardo Laboulaye, tuvo la idea de que Francia
ofreciera un regalo a Estados Unidos como un obsequio para la
conmemoración del centenario de la independencia
estadounidense,
como recuerdo de la larga amistad entre ambos países y para
garantizar la alianza franco-estadounidense.
En esa época, Estados Unidos acababa de salir de la guerra
civil
que duró de 1861 a 1865 y el país estaba en medio
de la
reconstrucción. Bartholdi fue contratado para
diseñar una
estatua, que debería acabarse en 1876, fecha del centenario
de
la independencia estadounidense. En 1870, Bartholdi talló el
primer esbozo en terracota y un modelo que no sirvió,4 que
actualmente se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Lyon. Ese mismo
año, Francia entró en guerra con Prusia y tuvo
que parar
el proyecto. El 10 de mayo de 1871, Francia tuvo que ceder el
territorio de Alsacia-Lorena al Imperio Alemán. La
opinión pública y el gobierno francés
se sintieron
decepcionados por la simpatía de los Estados Unidos hacia
los
alemanes, que contaban con un número importante de
residentes en
suelo estadounidense. El proyecto volvió a ser parcialmente
paralizado a causa de los problemas políticos de la Tercera
República, que todavía era considerada por muchos
como un
arreglo temporal y que tenían la esperanza de un retorno de
la
monarquía. La idea de ofrecer una representación
de
libertad en una república hermana para Francia, al otro lado
del
Atlántico, desempeñó un papel
importante en la
lucha por el mantenimiento de la república francesa.
En junio de 1871, Bartholdi viajó a Estados Unidos. Durante
el
viaje, escogió la isla de Bedloe, (llamada posteriormente la
isla de la Libertad) como ubicación de la estatua y
también trató de conseguir seguidores al otro
lado del
Atlántico. El 18 de julio de 1871, se reunió con
el
presidente de aquel entonces Ulysses S. Grant, en Nueva York.